Según nos cuenta Ruben Esteller en su noticia de eleconomista.es el día 27/01/2020 podemos comprobar cual es la importancia de la recogida del aceite para las grandes empresas energéticas, muestra de ello es la entrada de lleno en este mercado de la petrolera Repsol:
Para lograrlo, el consejero delegado, Josu Jon Imaz -que acaba de ser distinguido como uno de los pioneros de la lucha contra el cambio climático para 2020- pretende duplicar la producción de biocombustibles de alta calidad procedentes de aceites vegetales hasta las 600.000 toneladas al año en 2030, de los que la mitad se producirán antes de 2025 a partir de residuos.
La petrolera tiene previsto lanzar en pocas semanas una inversión en la refinería de Cartagena del orden de 150 millones de euros con la intención de incrementar la producción de esta planta. Para ello instalarán un nuevo sistema para producir estos ecocombustibles de segunda generación elaborados a través de grasas y aceites.
El objetivo es lograr una producción anual de unas 250.000 toneladas anuales. Actualmente Repsol está trabajando en la captación de socios para la recogida de aceites a la espera de que el Gobierno impulse el reciclado de los mismos por parte de los Ayuntamientos.
Aceite de cocina
A esta cantidad de la refinería de Cartagena se sumará la que ya está produciendo desde el pasado mes de abril Petronor, que ha comenzado a procesar aceite de cocina usado en las unidades de fabricación de diésel, dando un paso más como biorefinería.
Los aceites de cocina usados son valiosos como materia secundaria para la fabricación de biodiésel. Así, esta medida contribuye tanto a la reducción de emisiones derivadas de su inadecuada gestión como a los objetivos de renovables y biocarburantes avanzados y la reducción del riesgo de contaminación de aguas y acuíferos.