Ahora que, por fortuna, la preocupación por el medioambiente y la sostenibilidad del entorno está en la agenda de gobiernos, empresas y particulares, quizás hayas oído hablar del valor límite ambiental (VLA) sin tener muy claro a qué hace referencia. Pues si es así, no te preocupes porque hoy te vamos a contar qué indica este valor y cómo nos afecta. ¡Comenzamos!
¿Qué es el valor límite ambiental (VLA)?
Lo cierto es que su nombre resulta bastante descriptivo porque el valor límite ambiental hace referencia a la concentración máxima permitida para un contaminante, ya sea en el aire, en el agua o en el suelo. Cuando se sobrepasa este valor, se está poniendo en riesgo tanto la salud pública como la conservación del medioambiente, de ahí que se establezca este límite para garantizar la seguridad de las personas y del ecosistema.
¿Cómo se fija este valor?
Pues en la fijación del valor límite ambiental se tienen en cuenta diversos factores dependiendo del lugar para el que se estén calculando. Pero la variable que más peso tiene a la hora de fijar este valor son las condiciones de exposición global a las que un conjunto de personas (por ejemplo, la población de un lugar) podrían estar expuesta sin sufrir consecuencias adversas.
Otros de los factores que se ponderan para calcular el VLA son el tiempo de exposición, la toxicidad del contaminante, su forma de alterar otros elementos del entorno y el tiempo que tardaría en desaparecer de forma natural. Por todo ello, este valor debe estar constantemente en revisión y actualización para garantizar entornos más sanos y seguros.
¿Qué pasa cuando no se tiene en cuenta el valor límite ambiental?
Como te decíamos, la única manera de proteger tanto la salud humana colectiva como el ecosistema es respetando estos límites de contaminación. No tener en cuenta los valores límites ambientales puede dar lugar a situaciones peligrosas que causan enfermedades respiratorias, trastornos neurológicos, cánceres… Mientras que para el medioambiente puede suponer la destrucción de especies tanto animales como vegetales.
Por este motivo, lo normal es que se calcule un valor límite ambiental para cada parte del entorno, es decir, uno para el agua, otro para el aire y otro para el suelo:
El valor límite ambiental de la calidad del agua (en ríos, lagos, mares o reservas subterráneas).
Debe respetarse y para ello es importante regular la cantidad de sustancias tóxicas que se tiran al mar como las procedentes de metales, productos químicos, pesticidas o aceite de cocinar cuando se arroja por el fregadero y va a parar a estos lugares. De ahí que sea tan importante que acudas a una empresa especializada en la recogida de aceites usados de cocina en Madrid, ya que estarás contribuyendo a que no se sobrepase el VLA del agua.
El valor límite ambiental que garantiza la calidad del suelo.
Aquí se pone el foco en las prácticas agrícolas, ya que son las que suelen estar detrás de la presencia de pesticidas y fertilizantes en el suelo. Un mal uso de estos productos puede hacer que se filtren a la tierra en exceso y afecten a la salud de quienes viven cerca. Su concentración siempre tiene que estar por debajo de los valores límites ambientales que se establezcan. Prácticas como la rotación de cultivos o la agricultura ecológica contribuyen a que se respeten estos parámetros.
El valor límite ambiental de la calidad del aire.
Se centra en controlar la emisión de sustancias como el dióxido de carbono, el dióxido de nitrógeno y otras partículas en suspensión que resultan muy contaminantes y perjudiciales para la salud. De hecho, para que no se sobrepasen estos límites en el aire han surgido, entre otras medidas, las “zonas de bajas emisiones” que restringen la circulación de algunos vehículos en las ciudades de nuestro país.
¿Conocías la existencia de estos límites ambientales? Respetarlos está en nuestra mano y en la de aquellas personas que deben apostar por una gestión eficiente de los residuos como la que realizamos en Reacus con el aceite usado en cocina.